martes, 11 de septiembre de 2012

Empresas modelo en Alemania


Una nueva mística, la mística de la pala, para el primero y único verdadero nacional socialismo. La idea constructiva, (que representaba la cruz gamada) no quedé en palabras y discursos, cientos de miles de jóvenes ejércitos de trabajadores, confiados en su misión, convirtieron Alemania en la primera potencia del mundo en todos los sentidos. El Campo, por fin recobraría todo su valor, nuevas y bellas ciudades serían construidas, monumentos artísticos y obras sociales sin parangón bajo una idea: Nacionalsocialismo.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Alemania nacionalsoscialista.



El folleto  que llega hoy a sus  manos es la representación no  sólo  de una época  sino  de una  cosmovisión  del mundo.

Durante  los años  de  paz  del nacionalsocialismo, (1933-1939)  se emprendió  la  mayor revolución social  jamás vista, en  ese  periodo  se lograron conquistas  para  el pueblo  como nunca se habían  logrado  en sus  décadas  de  paz  los sistemas  demoliberales y mucho  menos el sistema  comunista.

No  sólo  existió  una  mejora  material sino  que  el sentido  estético y cultural floreció en expresiones  comprensibles para  todos, el obrero, el campesino y el empresario  fueron incorporados al seno del pueblo  alemán. La  juventud  se entregó apasionadamente y los ancianos encontraron el aprecio y el reconocimiento  merecido. Filósofos (Martin  Heidegger),  Músicos (Carl Orff), Escultores  (Arno  Becker), Literatos  (Knut Hamsun),  Científicos  (Konrad Lorenz, Von
Braun), Diseñadores  (Hugo  Boss),  por citar algunos, un si UN PUEBLO  conducido por designios de la  Providencia, por  el mejor de los estadistas  del siglo  XX.

Atrévase  a  conocer  al verdadero Nacionalsocialismo, el que deslumbró al mundo y que sólo  se vio interrumpido cuando las derechas y las izquierdas  se unieron mostrando  su verdadero rostro sionista.

(Disponible en descarga)

miércoles, 22 de agosto de 2012

Los atentados judíos en Buenos Aires

Desde hace algunos años vengo analizando los llamados "Atentados de Buenos Aires". Esos atentados fueron dos explosiones en las que murieron más de cien personas y quedaron heridos varios cientos más. La primera explosión se produjo en el interior de la embajada de Israel, en 1992, y la segunda en la Asociación Mutual Israelita en la Argentina (AMIA), en pleno centro de Buenos Aires, en 1994. Hasta el momento, la justicia argentina, apoyada por los servicios israelíes (Mossad) y norteamericanos (FBI) no ha encontrado una sola prueba que pueda señalar a un sólo culpable. Lo curioso es que, al igual que en Nairobi cuatro años después, a la media hora de producirse la explosión en la AMIA de Buenos Aires, comenzaron a circular los primeros rumores acusando a los "islamistas" de ser los "verdaderos terroristas". Es un mismo esquema operativo en el cual sólo cambian los objetivos y los escenarios. Pero no los actores.
El resultado de mis investigaciones anteriores lo he objetivado en tres libros ya editados. Ellos son: Terrorismo fundamentalista judío (1996), El nacional judaísmo (1997) y La falsificación de la realidad (1998). A nivel personal he pagado un alto costo, porque mis investigaciones no coinciden con lo "políticamente correcto": un conjunto de parámetros intelectuales que hoy actúan como gendarmería del pensamiento en el mundo entero. Pero yo sigo pensando "a la antigua". Sigo creyendo firmemente que un intelectual tiene un deber prioritario de lealtad para con su patria y para con su pueblo. Y que esa lealtad es algo muy distinto a la estupidez del "compromiso". Soy, lo reconozco, un "sudaca" atrasado y tercermundista que sigue pensando como Martin Heidegger: "Sé por la experiencia y la historia humanas que todo lo esencial y grande sólo ha podido surgir cuando el hombre tenía una patria y estaba arraigado en una tradición".
A partir de los "atentados de Buenos Aires" los patriotas argentinos hemos sido expulsados a la clandestinidad por la ocupación judía de los aparatos del Estado y por el proceso de distorsión cultural que esas mismas organizaciones judías lograron establecer sobre el conjunto de la sociedad argentina. Yo mismo, por razones de seguridad, no puedo vivir en la Argentina. Hacia fines de 1996 tuve que optar por un segundo exilio (el primero me fue impuesto porque luché hasta el final contra la llamada "dictadura militar"). Había recibido numerosas amenazas de muerte realizadas, ¡qué duda cabe! por la "conexión interna judía-fundamentalista". En cuanto a la "justicia" argentina un sólo ejemplo: poco tiempo antes de salir del país mi abogado tuvo que interponer nada menos que dos recursos de habeas corpus preventivo, en un mismo día. Sólo el gobierno, en mi caso personal, mantuvo una actitud respetuosa. Lo peor fue que muchos amigos "de toda la vida", algunos de ellos judíos, me pidieron que ni siquiera los llamara, nunca más, por teléfono. Por haber publicado un libro -- mi libro número 25 -- con las conclusiones de una investigación que cumplía con todos los requisitos académicos, las organizaciones judías trazaron en torno a mi persona un verdadero cordón sanitario que destruyó el conjunto de mis actividades sociales y profesionales. Ni durante los peores momentos de la dictadura militar (primer exilio) sufrí semejante asedio. Tuve que recurrir a un segundo exilio, para salvar la vida. Así están las cosas en la República Argentina. Y en otros muchos lugares del mundo occidental.
Esa ocupación judía de un país, se puede medir por un complejo entramado jurídico-legal que le otorga a los judíos en la Argentina no sólo el status de ciudadanos de primera clase (una minoría étnica que está por encima del resto de los ciudadanos): la legislación argentina actual ha asumido -- de hecho y de derecho -- la naturaleza "diferencial" que los judíos se atribuyen a sí mismos, en tanto "pueblo elegido". Esa ocupación, ya realizada por un grupo étnico que en esencia no es argentino -- porque reivindica y privilegia su Ser Judío y, por lo tanto, el principio de la "doble lealtad", que significa lealtad prioritaria al Estado judío --, tiene manifestaciones múltiples, como la existencia comprobada de grupos paramilitares judíos armados que responden directamente ante la Inteligencia del Estado judío.
Recordemos, p.e., el atentado contra un diplomático iraní en 1996. Este fue baleado a plena luz del día en una de las avenidas más transitadas de Buenos Aires y salvó milagrosamente su vida. Para la Policía argentina se trató de un mero hecho delictivo. No existieron explicaciones diplomáticas por parte argentina. A partir de ese hecho, que se vino a sumar a una larga cadena de acusaciones y agresiones de todo tipo, Irán endurece el diálogo con la Argentina. Dos años después, en un acto judío realizado en Buenos Aires, un periodista de un diario ("La Nación"), que no puede ser definido, obviamente, como "antisemita" informa: "Más de 200 policías garantizaron la seguridad del acto... Estuvieron apoyados por perros entrenados de la Brigada de Explosivos, que husmeaban entre los bolsos de invitados y reporteros gráficos. A estos efectivos se sumaron otros jóvenes de civil y malos modos que se decían afectados a la seguridad del acto. Algunos de ellos, que no hablaban en español, se encargaban de identificar a los periodistas y dificultaban su desplazamiento entre el público" (Fuente: La Nación del 18 de julio de 1998). Esos jóvenes llegados de Israel, que ni siquiera se toman el trabajo de aprender el idioma del país (lo que nos demuestra hasta qué punto ha llegado la ocupación judía de la Argentina, ya que ni siquiera practican las reglas básicas del ocultamiento) son un calco psicológico de Ygal Amir, asesino del general Rabin. En Buenos Aires y otras ciudades de Argentina se ocultan en las escuelas rabínico-militares administradas por los grupos fundamentalistas judíos. Son ellos la verdadera "conexión local" del terrorismo fundamentalista judío.
Norberto Ceresole.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Los conversos en las indias.


Poco después que España logró su unidad y empezó la conquista indiana que la transformaría en la mayor potencia del mundo,  a principios del siglo XVI, desde Inglaterra, se lanzó contra ella y los españoles una interminable campaña de odio, calumnias y falsedades, forjándose así una deleznable caricatura de España y su pueblo, de la monarquía, la Iglesia y la Inquisición, su religiosidad, cultura, hábitos. etc. Esta Leyenda Negra, impulsada por sus enemigos, sigue vigente. Una pretensa historia llena de aseveraciones sin respaldo alguno se impuso como verdad revelada, cobrando nuevo impulso en el V Centenario del Descubrimiento y el Edicto de Expulsión de los judíos públicos. De este modo, la historia de España y de las Indias ha sido reemplazada por una ficción literaria: La  Leyenda Negra.
Los judíos conversos han tenido singular protagonismo en el proceso histórico indiano, cuya ignorancia torna a éste incomprensible. Ahora bien, para su completa intelección es menester aprehender el fenómeno marrano. En tal sentido, el tratamiento sistemático de este problema, que comenzó en la península después de la guerra civil, adoleció de una orientación unilateral marcadamente favorable al judaísmo y justificativa del criptojudaísmo, lo cual afectó seriamente su objetividad, al margen de las críticas de ciertos autores hacia el comportamiento de los cristianos nuevos en sus actividades económicas y financieras. Sucede otro tanto en los escritos de temas indianos y, por otra parte, ni siquiera existe un estudio de conjunto relacionado con la presencia de los cristianos nuevos en las Indias.
Si bien Francisco Giménez Fernández en su meritorio Bartolomé de las Casas realizó una crítica profunda de la actuación de los conversos en las Indias, se circunscribe al período inicial y trata parcialmente el tema, la Leyenda Negra sigue predominando en la historiografía, pero detrás de ella se encuentra la historia real de los conversos en las Indias. Esta es la que aborda el autor de manera sucinta, pero en sus variadas y complejas facetas que exceden el marco indiano, valiéndose de una copiosa documentación proveniente de fuentes inobjetables.
En esta obra enjundiosa Rivanera Carlés dilucida quiénes fueron los verdaderos responsables de la expoliación de las Indias, la desintegración del Imperio Hispánico y el sometimiento bicentenario de Hispanoamérica. No puede dejar de leerse.
Centro de estudios históricos
Cardenal Juan Martínez Silíceo

jueves, 19 de abril de 2012

Schulchan Arukh


El Schulchan Arukh no es más que una condensación del Talmud. Un Talmud abreviado, dividido en cuatro pequeños libros, y éstos en parágrafos numerados. Es pues, el Código imperante para los judíos, salvo para una minoría que no reconoce más que la Ley mosaica. Tanto es así, que tradicionalmente las comunidades judías conciertan un contrato con todo nuevo rabino, para conducir a la comunidad según este Código de Leyes, sin admitir discrepancias.

“Comunicar a un no-judío algo de nuestros libros religiosos, sería lo mismo que matar a los judíos, pues si lo no-judíos supieran lo que enseñamos en contra de ellos ¿no nos matarían a todos?”…Dibbre David

“El Rabí Jochanan dice: Un goy que escudriña dentro de la ley es reo de muerte”
Sanedrín, 59, a.

viernes, 23 de marzo de 2012

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jueves, 23 de febrero de 2012


NUESTRA IDENTIDAD HISPÁNICA Y LA CONJURA INDEPENDENTISTA MARRANA

Gran parte del texto debió aparecer como prólogo del libro de José Luis Jerez Riesco, Voluntad de Imperio. La Falange en Argentina (1), pero no fue posible debido a que el editor está procesado por el terrorismo ideológico democrático, que impide la menor crítica al judaísmo. Si bien algunos hechos históricos están referidos a Argentina, como se trata de una situación que se repitió en toda la América Española, he coincidido con los camaradas mejicanos en la conveniencia de su publicación, ya que mi trabajo inédito La independencia de América: una subversión marrana contra España, por el momento no va a publicarse.

Es un escrito harto breve para un tema tan vasto, pero analiza sus elementos básicos, por un lado, el significado real de la filiación histórica de Hispanoamérica, y por el otro, demuestra por vez primera que la independencia de España fue una conjura de la internacional marrana, cuyo resultado ha sido el sometimiento de nuestros pueblos a la Inglaterra judía, a la que luego sucedió Estados Unidos, que bien debería llamarse Estados Judíos de América.

Federico Rivanera Carlés

Ciudad de la Trinidad (Buenos Aires) (2), 1 de mayo de 2008.

Notas:

 1.  Ediciones Nueva República, Barcelona, 2007. 
 2.  Erróneamente suele llamarse Santa María del Buen Aire a esta ciudad, pero es el de la primera fundación. Juan de Garay la bautizó "Ciudad de la Trinidad, puerto de Santa María de Buenos Aires", que por su extensión se abrevió en los documentos oficiales, a partir del gobierno de Felipe II. El nombre nunca se modificó, pero fue deliberadamente abandonado por el marranismo dominante, en razón de que el trinitarismo es el dogma antijudío por excelencia. Esto ha permitido que a sus habitantes se los denomine impropiamente porteños y no trinitarios.