martes, 30 de abril de 2013

LA IGLESIA Y LA SINAGOGA




Ratzinger de sangre judía
De algunos años a esta parte, entre las novedades de todas clases y las revoluciones políticas y religiosas que con tanta frecuencia han agitado a Europa, se ha visto nacer en medio de las naciones cristianas, un interés en favor de la Sinagoga de que no hay ejemplo en el trascurso de los diez y ocho siglos precedentes. No sólo todo lo que se practicaba por este pueblo abandonado de Dios, sino toda la conducta real o supuesta de los cristianos para con los judíos, ha sido, en diferentes ocasiones, el tema favorito de la filosofía, de la política y del periodismo. Todos hablan de esta nación; todos fijan sus miradas en ella, y tratan de despertar en los ánimos sentimientos de conmiseración en su favor. Tan lejos se ha ido en esta vía de humanidad y de simpatía, que no ha faltado quien deplore y vitupere sin reserva los sabios reglamentos de la Iglesia, con respecto a los judíos, y considere estos reglamentos como injustos, bárbaros e indignos del nombre cristiano.


Paulo VI usando el Efod judío
No parece sino que ya no es el pueblo deicida y réprobo y de duro entendimiento; que ya no es la nación obstinada en su ceguedad; que ya no es la Sinagoga de Satanás, la que en el vocabulario común se conoce bajo el nombre de hebreos, judíos, pérfidos, enemigos de la Cruz, como los llamaba el Salvador, y después de Él su santa Iglesia. Hoy se la designa con una nomenclatura nueva, de títulos honoríficos y pomposos; como congregación israelita, pueblo de Israel, nación ilustre, raza privilegiada, digna de elogios; sin ninguna distinción de épocas ni circunstancias; y por doquiera se la reconoce perfectamente digna de todas las prerrogativas de que goza la sociedad cristiana, hasta el punto de poder sentarse en los consejos de los príncipes fieles, y tomar parte en la dirección de los intereses públicos

Bergoglio festejando con los judíos

Si así es, razonaba yo, nuestros abuelos se equivocaron: luego la Iglesia se equivocó también en las medidas que tomó contra las máximas y los actos de la antigua Sinagoga; luego la Iglesia y el magistrado cristiano que obraban en conformidad con las leyes canónicas, cometieron palpables injusticias, reprimiendo y castigando las tendencias de la Sinagoga. En el tumulto de estos pensamientos que agitaban mi espíritu, me asía a la fe católica y me decía: “no, no; la Iglesia no ha podido incurrir en error: no, jamás pudo ser invadida por las preocupaciones, el egoísmo y el odio.” Y añadía: “reduzcamos a la nada las acusaciones y las invectivas que se atreven a formular contra las constituciones eclesiásticas. Mostremos al mundo entero que la razón estuvo siempre de parte de la Iglesia y no de la Sinagoga, que de todo fue causa la perfidia de los judíos, y que si tuvieron que sufrir vejaciones en los tiempos pasados, a ellos mismos deben imputar la culpa y no al cristianismo.

Wojtyla también de madre judía
El objeto principal de mi trabajo, es, pues, la defensa de Iglesia, de sus cánones, de su conducta con respecto a los judíos; conducta motivada por sus máximas y por los hechos que de ellas se derivan.

En fin: para que en este trabajo haya orden y claridad, me limitaré a dos cosas: a dar, primero, una exposición exacta y sucinta de las máximas esparcidas en los libros de la Sinagoga, y adoptadas por ella desde los tiempos de Nuestro Señor Jesucristo: a presentar en seguida una relación abreviada de los hechos que fueron la consecuencia de aquellas máximas. Espero que este plan, si yo no me engaño, tendrá la ventaja de ofrecer el resumen de la cuestión bajo su verdadero aspecto, y el desenvolvimiento que naturalmente debe tener: espero sobre todo, que se disiparán las dudas sobre muchos acontecimientos que hombres de buena fe titubeaban en admitir, no teniendo suficientes razones para imputar tales crímenes a la Sinagoga, e ignorando las preocupaciones que se alimentaban en el espíritu obcecado de un pueblo desgraciadamente abandonado de Dios a causa de su infidelidad.

Los judíos han de considerar que la Iglesia tenía fortísimas razones para mantenerse en guardia contra esta perversa nación, y reprimir por las armas las sediciones promovidas por los judíos en diferentes Estados. Deberán además convencerse de que, en la mayor parte de las luchas renovadas sin cesar, la iniciativa ha venido de los judíos cuya felonía provocaba a los cristianos. Comprenderán en fi n lo que la sana razón exige de ellos: que se pregunten seriamente si la indiferencia les es permitida, y si pueden continuar viviendo en la Sinagoga, cuando toda su historia presenta a la nación judía evidentemente abandonada del Dios que en otro tiempo la bendijo, la protegió y la colmó de pruebas de su más tierna predilección. (Autor L. Rupert)



martes, 11 de septiembre de 2012

Empresas modelo en Alemania


Una nueva mística, la mística de la pala, para el primero y único verdadero nacional socialismo. La idea constructiva, (que representaba la cruz gamada) no quedé en palabras y discursos, cientos de miles de jóvenes ejércitos de trabajadores, confiados en su misión, convirtieron Alemania en la primera potencia del mundo en todos los sentidos. El Campo, por fin recobraría todo su valor, nuevas y bellas ciudades serían construidas, monumentos artísticos y obras sociales sin parangón bajo una idea: Nacionalsocialismo.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Alemania nacionalsoscialista.



El folleto  que llega hoy a sus  manos es la representación no  sólo  de una época  sino  de una  cosmovisión  del mundo.

Durante  los años  de  paz  del nacionalsocialismo, (1933-1939)  se emprendió  la  mayor revolución social  jamás vista, en  ese  periodo  se lograron conquistas  para  el pueblo  como nunca se habían  logrado  en sus  décadas  de  paz  los sistemas  demoliberales y mucho  menos el sistema  comunista.

No  sólo  existió  una  mejora  material sino  que  el sentido  estético y cultural floreció en expresiones  comprensibles para  todos, el obrero, el campesino y el empresario  fueron incorporados al seno del pueblo  alemán. La  juventud  se entregó apasionadamente y los ancianos encontraron el aprecio y el reconocimiento  merecido. Filósofos (Martin  Heidegger),  Músicos (Carl Orff), Escultores  (Arno  Becker), Literatos  (Knut Hamsun),  Científicos  (Konrad Lorenz, Von
Braun), Diseñadores  (Hugo  Boss),  por citar algunos, un si UN PUEBLO  conducido por designios de la  Providencia, por  el mejor de los estadistas  del siglo  XX.

Atrévase  a  conocer  al verdadero Nacionalsocialismo, el que deslumbró al mundo y que sólo  se vio interrumpido cuando las derechas y las izquierdas  se unieron mostrando  su verdadero rostro sionista.

(Disponible en descarga)

miércoles, 22 de agosto de 2012

Los atentados judíos en Buenos Aires

Desde hace algunos años vengo analizando los llamados "Atentados de Buenos Aires". Esos atentados fueron dos explosiones en las que murieron más de cien personas y quedaron heridos varios cientos más. La primera explosión se produjo en el interior de la embajada de Israel, en 1992, y la segunda en la Asociación Mutual Israelita en la Argentina (AMIA), en pleno centro de Buenos Aires, en 1994. Hasta el momento, la justicia argentina, apoyada por los servicios israelíes (Mossad) y norteamericanos (FBI) no ha encontrado una sola prueba que pueda señalar a un sólo culpable. Lo curioso es que, al igual que en Nairobi cuatro años después, a la media hora de producirse la explosión en la AMIA de Buenos Aires, comenzaron a circular los primeros rumores acusando a los "islamistas" de ser los "verdaderos terroristas". Es un mismo esquema operativo en el cual sólo cambian los objetivos y los escenarios. Pero no los actores.
El resultado de mis investigaciones anteriores lo he objetivado en tres libros ya editados. Ellos son: Terrorismo fundamentalista judío (1996), El nacional judaísmo (1997) y La falsificación de la realidad (1998). A nivel personal he pagado un alto costo, porque mis investigaciones no coinciden con lo "políticamente correcto": un conjunto de parámetros intelectuales que hoy actúan como gendarmería del pensamiento en el mundo entero. Pero yo sigo pensando "a la antigua". Sigo creyendo firmemente que un intelectual tiene un deber prioritario de lealtad para con su patria y para con su pueblo. Y que esa lealtad es algo muy distinto a la estupidez del "compromiso". Soy, lo reconozco, un "sudaca" atrasado y tercermundista que sigue pensando como Martin Heidegger: "Sé por la experiencia y la historia humanas que todo lo esencial y grande sólo ha podido surgir cuando el hombre tenía una patria y estaba arraigado en una tradición".
A partir de los "atentados de Buenos Aires" los patriotas argentinos hemos sido expulsados a la clandestinidad por la ocupación judía de los aparatos del Estado y por el proceso de distorsión cultural que esas mismas organizaciones judías lograron establecer sobre el conjunto de la sociedad argentina. Yo mismo, por razones de seguridad, no puedo vivir en la Argentina. Hacia fines de 1996 tuve que optar por un segundo exilio (el primero me fue impuesto porque luché hasta el final contra la llamada "dictadura militar"). Había recibido numerosas amenazas de muerte realizadas, ¡qué duda cabe! por la "conexión interna judía-fundamentalista". En cuanto a la "justicia" argentina un sólo ejemplo: poco tiempo antes de salir del país mi abogado tuvo que interponer nada menos que dos recursos de habeas corpus preventivo, en un mismo día. Sólo el gobierno, en mi caso personal, mantuvo una actitud respetuosa. Lo peor fue que muchos amigos "de toda la vida", algunos de ellos judíos, me pidieron que ni siquiera los llamara, nunca más, por teléfono. Por haber publicado un libro -- mi libro número 25 -- con las conclusiones de una investigación que cumplía con todos los requisitos académicos, las organizaciones judías trazaron en torno a mi persona un verdadero cordón sanitario que destruyó el conjunto de mis actividades sociales y profesionales. Ni durante los peores momentos de la dictadura militar (primer exilio) sufrí semejante asedio. Tuve que recurrir a un segundo exilio, para salvar la vida. Así están las cosas en la República Argentina. Y en otros muchos lugares del mundo occidental.
Esa ocupación judía de un país, se puede medir por un complejo entramado jurídico-legal que le otorga a los judíos en la Argentina no sólo el status de ciudadanos de primera clase (una minoría étnica que está por encima del resto de los ciudadanos): la legislación argentina actual ha asumido -- de hecho y de derecho -- la naturaleza "diferencial" que los judíos se atribuyen a sí mismos, en tanto "pueblo elegido". Esa ocupación, ya realizada por un grupo étnico que en esencia no es argentino -- porque reivindica y privilegia su Ser Judío y, por lo tanto, el principio de la "doble lealtad", que significa lealtad prioritaria al Estado judío --, tiene manifestaciones múltiples, como la existencia comprobada de grupos paramilitares judíos armados que responden directamente ante la Inteligencia del Estado judío.
Recordemos, p.e., el atentado contra un diplomático iraní en 1996. Este fue baleado a plena luz del día en una de las avenidas más transitadas de Buenos Aires y salvó milagrosamente su vida. Para la Policía argentina se trató de un mero hecho delictivo. No existieron explicaciones diplomáticas por parte argentina. A partir de ese hecho, que se vino a sumar a una larga cadena de acusaciones y agresiones de todo tipo, Irán endurece el diálogo con la Argentina. Dos años después, en un acto judío realizado en Buenos Aires, un periodista de un diario ("La Nación"), que no puede ser definido, obviamente, como "antisemita" informa: "Más de 200 policías garantizaron la seguridad del acto... Estuvieron apoyados por perros entrenados de la Brigada de Explosivos, que husmeaban entre los bolsos de invitados y reporteros gráficos. A estos efectivos se sumaron otros jóvenes de civil y malos modos que se decían afectados a la seguridad del acto. Algunos de ellos, que no hablaban en español, se encargaban de identificar a los periodistas y dificultaban su desplazamiento entre el público" (Fuente: La Nación del 18 de julio de 1998). Esos jóvenes llegados de Israel, que ni siquiera se toman el trabajo de aprender el idioma del país (lo que nos demuestra hasta qué punto ha llegado la ocupación judía de la Argentina, ya que ni siquiera practican las reglas básicas del ocultamiento) son un calco psicológico de Ygal Amir, asesino del general Rabin. En Buenos Aires y otras ciudades de Argentina se ocultan en las escuelas rabínico-militares administradas por los grupos fundamentalistas judíos. Son ellos la verdadera "conexión local" del terrorismo fundamentalista judío.
Norberto Ceresole.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Los conversos en las indias.


Poco después que España logró su unidad y empezó la conquista indiana que la transformaría en la mayor potencia del mundo,  a principios del siglo XVI, desde Inglaterra, se lanzó contra ella y los españoles una interminable campaña de odio, calumnias y falsedades, forjándose así una deleznable caricatura de España y su pueblo, de la monarquía, la Iglesia y la Inquisición, su religiosidad, cultura, hábitos. etc. Esta Leyenda Negra, impulsada por sus enemigos, sigue vigente. Una pretensa historia llena de aseveraciones sin respaldo alguno se impuso como verdad revelada, cobrando nuevo impulso en el V Centenario del Descubrimiento y el Edicto de Expulsión de los judíos públicos. De este modo, la historia de España y de las Indias ha sido reemplazada por una ficción literaria: La  Leyenda Negra.
Los judíos conversos han tenido singular protagonismo en el proceso histórico indiano, cuya ignorancia torna a éste incomprensible. Ahora bien, para su completa intelección es menester aprehender el fenómeno marrano. En tal sentido, el tratamiento sistemático de este problema, que comenzó en la península después de la guerra civil, adoleció de una orientación unilateral marcadamente favorable al judaísmo y justificativa del criptojudaísmo, lo cual afectó seriamente su objetividad, al margen de las críticas de ciertos autores hacia el comportamiento de los cristianos nuevos en sus actividades económicas y financieras. Sucede otro tanto en los escritos de temas indianos y, por otra parte, ni siquiera existe un estudio de conjunto relacionado con la presencia de los cristianos nuevos en las Indias.
Si bien Francisco Giménez Fernández en su meritorio Bartolomé de las Casas realizó una crítica profunda de la actuación de los conversos en las Indias, se circunscribe al período inicial y trata parcialmente el tema, la Leyenda Negra sigue predominando en la historiografía, pero detrás de ella se encuentra la historia real de los conversos en las Indias. Esta es la que aborda el autor de manera sucinta, pero en sus variadas y complejas facetas que exceden el marco indiano, valiéndose de una copiosa documentación proveniente de fuentes inobjetables.
En esta obra enjundiosa Rivanera Carlés dilucida quiénes fueron los verdaderos responsables de la expoliación de las Indias, la desintegración del Imperio Hispánico y el sometimiento bicentenario de Hispanoamérica. No puede dejar de leerse.
Centro de estudios históricos
Cardenal Juan Martínez Silíceo