Es universalmente sabio que el judío posee un carácter y una mentalidad que lo diferencia de un modo substancial de los otros hombres. Los fundamentos teológicos y morales de su religión, su filosofía de la vida, sus conceptos sobre el bien y el mal, su criterio sobre lo justo y lo injusto, sus ideas sobre Dios y la Divina Providencia, en fin, en todas las cosas esenciales que hacen a la conducta y preceder del hombre para con sí mismo y para con el prójimo y la sociedad, difiere la comunidad judía, tan pronunciadamente de las restantes agrupaciones humanas, que parece su antípoda. Libro de Julio Chaij.
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